Los tres querían cruzar la laguna Estigia. Pero Frigias se mostró inflexible. Después del incidente de los escorpiones, había tomado la firme determinación de no admitir más de un pasajero por viaje.
La pregunta era: ¿a quién pasaba primero? ¿Al lobo? ¿A la oveja? ¿O a la col?
Si cruzaba primero al lobo, la oveja aprovecharía para comerse a la col. Si cruzaba a la col, el lobo se comería a la oveja. Entonces, cruzaría a la oveja. Luego, regresaría a por el lobo. Y, cuando lo hubiera cruzado, volvería a traer a la oveja. Entonces se llevaría a la col y, por último, regresaría a por la oveja. Vale, eso haría.
Cuando volvió de su primer viaje con la oveja, el lobo se había comido a la col.
Una de dos: o era una oveja con piel de lobo o el lobo se había liado.
miércoles, 31 de diciembre de 2008
335. La determinación de Frigias
martes, 30 de diciembre de 2008
334. Adicción
El detective examinó el libro. Era un ejemplar bastante gastado de Madame Bovary.
—Otro adicto a la heroína.
lunes, 29 de diciembre de 2008
333. El forastero
Llegó a las cuatro de la tarde. La calle estaba atestada de polvo y de gente. Lo estaban esperando. De hecho, ya le tenían preparado un duelo. El otro no tuvo tiempo de desenfundar. Todos aplaudieron. Las chicas del saloon le entregaron un ramo de flores. El sheriff le dio la enhorabuena.
Era el forastero un millón.
domingo, 28 de diciembre de 2008
332. Ricitos de Oro
Ricitos de Oro encontró la cabaña vacía. O eso creía.
Los tres osos también habían instalado una panic room.
sábado, 27 de diciembre de 2008
331. Contar ovejas
Una oveja, dos ovejas, tres ovejas, cuatro ovejas, cinco ovejas, seis ovejas, siete ovejas, ocho ovejas, nueve ovejas, diez ovejas, once ovejas, doce ovejas, trece ovejas, catorce ovejas, un lobo, trece ovejas, doce ovejas, once ovejas…
viernes, 26 de diciembre de 2008
330. Viaje al futuro
—¿Ya hemos llegado?
—No, aún faltan cuatro mil ochocientos cuarenta y siete años.
—Entonces, hemos avanzado… ¿dos?
—Sí.
—¿Y por qué has parado?
—Es que cada dos años el coche tiene que pasar la ITV.
jueves, 25 de diciembre de 2008
329. Donde hay nieve todo el año
El muñeco de nieve había desaparecido.
—¿Dónde está? —preguntó la niña.
—Se ha ido —respondió su padre—. Se ha ido al país donde hay nieve todo el año.
—¿Por qué?
—Porque si se hubiera quedado aquí, habría acabado derritiéndose.
El muñeco de nieve sobrevivió al deshielo. Pero su nueva vida era mucho más aburrida.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
328. El curioso incidente del zapato a medianoche
El príncipe recogió el zapato. Tallado en cristal, era una delicada obra de orfebrería.
Cuando dieron las doce se convirtió en una vulgar zapatilla.
martes, 23 de diciembre de 2008
327. La princesa y el guisante
La princesa le dio un beso al guisante.
El guisante se convirtió en un príncipe.
El príncipe era un gigante.
El gigante era verde.
lunes, 22 de diciembre de 2008
326. Un regalo para el rey Midas
Un granjero le quería regalar una gallina al rey Midas. No era una gallina cualquiera: era una gallina que ponía huevos de oro.
—¿Y para qué la quiere? —le preguntó un amigo—. Él ya puede tener todo el oro que se le antoje.
—Sí, pero esta gallina le puede dar algo más.
—¿Ah, sí? ¿El qué?
—Empatía.
domingo, 21 de diciembre de 2008
sábado, 20 de diciembre de 2008
viernes, 19 de diciembre de 2008
323. Sodoma
Cuando Lot miró atrás vio a Medusa. Los dioses no se pusieron de acuerdo: unos querían convertirlo en sal; otros, en piedra. El resto es historia conocida.
jueves, 18 de diciembre de 2008
322. Salón del Suicidio
El primer Salón del Suicidio se clausuró ayer con un éxito apabullante de asistencia. Según los organizadores, más de ciento cincuenta mil personas acudieron al Palacio de Salones. Nunca antes se había visto en el recinto un público tan variado: enfermos terminales, maltratadores, kamikazes, enamorados…
Ante la pregunta de si piensan repetir el año próximo, el director del Salón se mostró tajante:
—Desde luego. Ha sido todo un éxito, así que calculo que el año que viene vendrán quinientas personas. Incluso menos.
miércoles, 17 de diciembre de 2008
martes, 16 de diciembre de 2008
320. La versión del guisante
Pues tampoco es fácil dormir con todos esos colchones encima. Por no hablar de la niña, que no para de moverse.
lunes, 15 de diciembre de 2008
319. Pulpo
El pulpo también probó suerte con la gaita, pero él lo que de verdad quería era ser malabarista. Practicó incansablemente. Sin embargo, cada vez que intentaba despegar las bolas de las ventosas, se enredaba más y más.
Al final, hubo que llamar a Alejandro.
–Uf, menudo entuertos.
domingo, 14 de diciembre de 2008
318. La roca
La bola de nieve se hace más y más grande. Sepulta un pueblo. No hay supervivientes. El país clama venganza. Sísifo muere lapidado.
sábado, 13 de diciembre de 2008
317. Previo a la ruptura
—¿Para qué separarnos? ¿Por qué no podemos estar siempre juntos?
—Porque no. Necesito mi espacio.
—¿Qué pasa? ¿Ya no me quieres?
—Sí, pero… ¿Es que no te das cuenta? ¡Somos hermanos!
—¿Y…? ¿Quién lo va a saber? Si apenas nos parecemos…
—Somos hermanos siameses.
viernes, 12 de diciembre de 2008
316. La mano
—Hoy me han leído la mano.
—¿Y qué te han dicho?
—Que no vuelva a hacer trampas en los exámenes.
jueves, 11 de diciembre de 2008
315. Cadena perpetua
Estoy condenado a cadena perpetua. Lo cual no sería tan grave, si no fuera un fantasma con toda la muerte por delante.
miércoles, 10 de diciembre de 2008
314. Realidad virtual
—Ayer me bajé un juego de realidad virtual que es la hostia. Te introduces en una habitación del siglo pasado, años 80 (más o menos). Hay un ordenador antiguo, de aquellos que funcionaban con casetes.
—¿Con qué?
—Casetes. Eran… Bueno, es igual. El caso es que puse un juego: Total eclipse, o algo así.
—¿Y qué tal?
—No lo sé. No se cargó bien.
martes, 9 de diciembre de 2008
lunes, 8 de diciembre de 2008
312. Calamar
Para tocar la gaita hace falta coordinación, y el calamar la tiene. Además, ha demostrado talento, sobre todo en los directos. De todas maneras, no te recomiendo que te sitúes en las primeras filas. Y menos con esa camisa blanca.
domingo, 7 de diciembre de 2008
311. No estoy loco
Estoy a punto de tirar el coco podrido a la basura. Del fondo del cubo aparece un gato. No es un gato, pero se parece a Don Gato. Me enseña su guante de béisbol, como esperando que le lance el coco. Bajo la tapa y me voy al centro comercial.
Había unas motosierras en oferta.
sábado, 6 de diciembre de 2008
310. Espermicidio
Un espermatozoide se zambulle en una piscina de mozzarella. Carrera contrarreloj por la supervivencia de la especie. El objetivo es imposible, pero todos necesitamos una meta. Aunque el espermatozoide ya sólo puede aspirar a una ramita de perejil sobre su tumba.
El minutero tiene la última palabra.
viernes, 5 de diciembre de 2008
309. Preguntas que se lleva el viento
—¿Qué es más peligroso? ¿Ver gigantes donde hay molinos o ver molinos donde hay gigantes?
—¿Por qué me lo preguntas? Yo sólo soy un soplo de viento.
jueves, 4 de diciembre de 2008
308. La mirilla
A través de la mirilla veo una puerta; frente a la puerta, de espaldas a mí, hay un hombre. Debe de estar mirando por la mirilla. Aunque no le veo la cara, me resulta extrañamente familiar. De hecho, se parece a mí. Incluso podría ser yo mismo.
Se me ocurre que puede haber oculta una cámara a mi espalda. Pero estamos en el siglo XIX, de modo que ha de tratarse de otra cosa. Un juego de espejos, tal vez.
El hombre se da la vuelta. Me mira. Es yo.
miércoles, 3 de diciembre de 2008
307. Póstit
Esta mañana se ha cortado al afeitarse. Rápidamente, ha arrancado un pedacito de papel higiénico y se lo ha puesto sobre la herida. Un circulito granate lo ha traspasado. Como no soporta la visión de la sangre, encima del pedacito teñido de granate se ha colocado un póstit.
A media tarde, el póstit en la cara ya está de moda. Hombres, mujeres y niños: todos lo llevan. Es una moda hortera, pero al llegar a casa descubre que él también ha sucumbido a ella. No recuerda haber sido el primero en ponerse un póstit en la cara. Tampoco recuerda por qué se lo puso.
Es el problema de los póstits en blanco.
martes, 2 de diciembre de 2008
306. El sombrero
Ayer fui al teatro. Delante mío se había sentado una señora con un sombrero. Era uno de esos sombreros que parecen una mezcla de centro floral, puesto de frutas y retrato de Arcimboldo después de una paliza. Era un sombrero bonito, pero me tapaba la visión del escenario; incómoda situación que me obligó a preguntarle a la señora si tenía la amabilidad de quitárselo. Ella no sólo tuvo la amabilidad de quitárselo, sino que además me pidió disculpas. Por favor, le dije yo.
La obra estuvo bien, pero me gustó más el sombrero.
lunes, 1 de diciembre de 2008
305. La gallina de los dientes de oro
La gallina escupía dientes de oro, a razón de uno por día. Esto no le venía nada mal al Ratoncito Pérez, que tenía muchos hijos y ex esposas que alimentar. Sin embargo, éstas y aquéllos eran insaciables. Además, el Ratoncito no era de los que se conforman, precisamente. Un día, se propuso descubrir el mecanismo de la gallina. Lo encontró, y ahora se ha convertido en el Ratoncito Midas. Tiene todo el oro que quiere, y mucho más. Por supuesto, ha abandonado el trabajo.
Por eso, si alguien te dice que el Ratoncito Pérez son los padres, es verdad. Pero no siempre fue así.